miércoles, 25 de diciembre de 2013

CIENCIA, CAMBIO CLIMÁTICO Y MOVIMENTOS SOCIALES



Por qué necesitamos una Eco-Revolución

Naomi Klein

(Sin Permiso, 18 denoviembre, 2013) 

En diciembre de 2012, un investigador de sistemas complejos con el pelo teñido de rosa, Brad Werner, se abrió camino entre una multitud de 24.000 geólogos y astrónomos en el Congreso de otoño de la Unión Geofísica Americana que se celebra cada año en San Francisco. Las conferencias de este año acogían participantes de renombre, desde Ed Stone, del proyecto Voyager de la NASA, que explicaba un nuevo hito en el camino hacia el espacio interestelar, hasta el director de cine James Cameron, que compartía con los asistentes sus aventuras en batiscafos de profundidad.
Sin embargo, fue la sesión del propio Werner la que levantó más controversia. Tenía por título “¿Está la tierra jodida?” (título completo: “¿Está la tierra jodida? Inutilidad dinámica de la gestión medioambiental y posibilidades de sostenibilidad a través del activismo de acción directa.”).
De pie en la sala de conferencias, el geofísico de la Universidad de California en San Diego, mostró a la gente el avanzado modelo informático que estaba usando para responder a dicha pregunta. Habló de los límites del sistema, de perturbaciones, disipaciones, puntos de atracción, bifurcaciones y de un puñado de muchas otras cosas que son tan difíciles de comprender para quienes somos legos en la teoría de los sistemas complejos. No obstante, el tema de fondo estaba más que claro: el capitalismo global ha hecho que la merma de los recursos sea tan rápida, fácil y libre de barreras que, en respuesta, “los sistemas tierra-humanos” se están volviendo peligrosamente inestables. Cuando un periodista le presionó para que diera una respuesta clara sobre la pregunta “¿estamos jodidos?”, Werner dejó a un lado su jerga para contestar: “más o menos”.
Sin embargo, había una dinámica en el modelo que ofrecía alguna esperanza. Werner lo denominó “resistencia”: movimientos de “gente o grupos de gente” que “adoptan un cierto tipo de dinámicas que no encajan con la cultura capitalista”. Según el resumen de su comunicación, esto incluye “acción directa medioambiental y resistencia proveniente de más allá de la cultura dominante, como las protestas, bloqueos y sabotajes perpetrados por indígenas, trabajadores, anarquistas y otros grupos activistas.”.
Las reuniones científicas serias, normalmente, no implican llamadas a la resistencia política en masa, mucho menos acciones directas y sabotajes. No es que Werner estuviera exactamente convocando estas acciones. Simplemente tomaba nota de que los levantamientos en masa de la gente (en la línea del movimiento abolicionista, de los derechos civiles o del “Ocupa Wall Street”) representan la fuente más probable de “fricción” a la hora de ralentizar una máquina económica que está escapando a todo control. Sabemos que los movimientos sociales del pasado han tenido una “tremenda influencia en… cómo la cultura dominante ha evolucionado”, señaló. Así que es lógico que “si pensamos en el futuro de la tierra, y en el futuro de nuestro acoplamiento al medio ambiente, tenemos que incluir la resistencia como parte de la dinámica.”. Y eso –argumentó Werner-, no es una cuestión de opinión, sino un “verdadero problema de geofísica”.
Muchos científicos se han visto forzados a salir a la calle por los resultados de sus descubrimientos. Físicos, astrónomos, doctores en medicina y biólogos se han situado al frente de movimientos contra las armas nucleares, la energía nuclear, la guerra, la contaminación química y el creacionismo. Así, en noviembre de 2012, la revista Nature publicó un comentario del financiero y filántropo medioambiental Jeremy Grantham, urgiendo a los científicos a unirse a esta tradición y a “ser arrestados si fuera necesario”, porque el cambio climático “no es solo la crisis de vuestras vidas: es también la crisis de la existencia de nuestra especie.”.
No hace falta convencer a algunos científicos. El padrino de la moderna ciencia climática, James Hansen, es un activista formidable que ha sido arrestado alrededor de media docena de veces por su lucha por el cierre de las minas de carbón en las cimas de las montañas y contra los gaseoductos de gas de esquisto (incluso este año dejó su trabajo en la NASA, en parte para tener más tiempo libre para sus campañas). Hace dos años, cuando fui arrestada en las inmediaciones de la Casa Blanca en una acción masiva contra el gaseoducto de gas de esquisto Keystone XL, una de las 166 personas que había sido esposada ese día era un glaciólogo llamado Jason Box, un experto sobre el derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia mundialmente reconocido.
“No podía seguir respetándome a mí mismo si no iba,” dijo Box en aquel momento, añadiendo que “parece que, en este caso, no es suficiente con votar. También necesito ser un ciudadano”.
Es admirable. Pero lo que Werner está haciendo con su modelo es diferente. Él no está diciendo que su investigación le llevara a tomar parte activa contra una política en particular; lo que está diciendo es que su investigación muestra que todo nuestro paradigma económico es un desafío a la estabilidad ecológica. Y, claro está, desafiar este paradigma económico con un movimiento de masas reactivo resulta la mejor baza humana para evitar la catástrofe.
Eso es muy fuerte. Pero no está solo. Werner forma parte de un pequeño pero cada vez más influyente grupo de científicos cuyas investigaciones en el campo de la desestabilización de los sistemas naturales (de los sistemas climáticos, en particular) les está llevando a conclusiones transformativas, incluso revolucionarias, similares. Y para cualquier revolucionario en el armario que alguna vez haya soñado con derrocar el actual orden económico a favor de algún otro que como mínimo no lleve a los pensionistas italianos a colgarse en sus casas, este trabajo debería serle de un especial interés. En gran medida, porque hace que cruzar el abismo entre este cruel sistema y otro nuevo (tal vez, con mucho trabajo, un sistema mejor) no sea ya una mera cuestión de preferencia ideológica, sino más bien de una exigencia para la existencia de nuestra especie en este mundo.
Al frente de este grupo de nuevos científicos revolucionarios se encuentra uno de los máximos expertos en cuestiones climáticas en Gran Bretaña, Kevin Anderson, director adjunto del Centro Tyndall para la Investigación del Cambio Climático, que en muy poco tiempo se ha situado como una de los centros de investigación sobre el clima más importantes en el Reino Unido. Dirigiéndose a todos, desde el Departamento para el Desarrollo Internacional hasta el Ayuntamiento de Manchester, Anderson se ha pasado más de una década popularizando pacientemente los resultados de la ciencia climática más moderna a políticos, economistas y activistas.  En un lenguaje claro y comprensible, ha ofrecido una rigurosa hoja de ruta para la reducción de la emisión de gases contaminantes que persigue frenar el aumento de la temperatura global a menos de 2 grados centígrados, objetivo que la mayoría de los gobiernos consideran imprescindible para evitar la catástrofe.
Sin embargo, en los últimos años, los documentos y las diapositivas de Anderson se han ido haciendo más alarmantes. Con títulos como “El cambio climático: más allá de lo peligroso… Cifras brutales y esperanzas endebles”, señala que las probabilidades de quedarse en algo parecido a unos niveles de temperatura seguros están disminuyendo rápidamente.
Junto con su colega, Alice Bows, experta en control climático en el Centro Tyndall, Anderson señala que hemos perdido tanto tiempo con políticas ambiguas y con tímidos programas climáticos (mientras las emisiones globales crecían sin control), que ahora tenemos que enfrentarnos a recortes tan drásticos que incluso llegan a desafiar la lógica fundamental de priorizar el crecimiento del PIB por encima de todo.
Anderson y Bows informan de que el tan a menudo citado objetivo de reducción a largo plazo (un recorte de más de un 80% de las emisiones de 1990 para el 2050) ha sido fijado por razones de conveniencia política y que no tiene “ninguna base científica”. Esto es debido a que los impactos sobre el clima no provienen de lo que emitamos hoy o mañana, sino del cúmulo de emisiones que se han ido sumando en la atmósfera a lo largo del tiempo. Además, avisan de que centrarse en objetivos de aquí a tres décadas y media –en lugar de enfocarlos hacia lo que podemos hacer para recortar carbono de forma tajante e inmediata- supone un grave riesgo de seguir permitiendo que las emisiones aumenten vertiginosamente en los próximos años, y que de ese modo se superará con creces nuestro “objetivo de carbono” hasta los 2 grados centígrados, y, entrado el siglo, nos encontraremos ante una tesitura imposible de encarar.
Esta es la razón por la que Anderson y Bows argumentan que, si los gobiernos de los países desarrollados se muestran serios a la hora de alcanzar el acordado objetivo internacional de mantener el calentamiento por debajo de los 2 grados centígrados, y siempre que las reducciones vayan a respetar cualquier tipo de principio equitativo –básicamente, que los países que han estado arrojando carbono durante casi dos siglos necesitan recortar sus emisiones antes que los países en los que más de mil millones de personas todavía no tienen electricidad-, entonces, las reducciones deben ser mucho más profundas y tienen que llegar mucho antes.
Incluso disponiendo de una probabilidad de 50/50 de alcanzar el objetivo de los 2 grados (la cual, como ellos y muchos otros avisan, ya implica enfrentarse a una serie de impactos climáticos bastamente dañinos), los países industrializados necesitan empezar a recortar sus emisiones de gases de efecto invernadero alrededor de un 10 por ciento al año. Y deben empezar ya. No obstante, Anderson y Bows dan un paso más, al señalar que este objetivo no puede lograrse con modestas penalizaciones por emisión de carbono o con las soluciones ofrecidas por la tecnología ecológica, normalmente defendidas por las grandes “corporaciones verdes”. Desde luego que estas medidas pueden ayudar, pero no son suficientes: una reducción del 10 por ciento en las emisiones, año tras año, resulta inaudita desde el momento en que empezamos a energizar nuestras economías con carbón.  De hecho, los recortes por encima de un 1 por ciento al año “se han visto históricamente asociadas a recesiones económicas o a crisis políticas”, tal y como indicó el economista Nicholas Stern en su informe de 2006 para el gobierno británico.
Ni siquiera con la desintegración de la Unión Soviética hubo reducciones de tal duración y profundidad (los países soviéticos experimentaron un promedio de reducciones anuales de apenas un 5 por ciento en un período de diez años). Tampoco ocurrieron tras el crack de Wall Street en 2008 (los países ricos experimentaron un descenso de un 7 por ciento de emisión entre 2008 y 2009, pero sus emisiones de  CO2 remontaron fuertemente en 2010, y las emisiones en China y en la India han seguido creciendo). Solo después de la gran crisis de 1929, los Estados Unidos vieron, por ejemplo, como las emisiones descendían durante varios años consecutivos más de un 10 por ciento anual, según los datos históricos del Centro de Análisis e Información de Dióxido de Carbono. Pero esa fue la peor crisis económica de los tiempos modernos.
Si queremos evitar ese tipo de carnicerías a la hora de lograr nuestros objetivos con base científica en las emisiones, la reducción del carbono debe gestionarse con cuidado a través de lo que Anderson y Bows describen como “estrategias de decrecimiento radicales e inmediatas en EEUU, la UE y en otras naciones ricas”. Lo que está muy bien, si no fuera por el hecho de que resulta que tenemos un sistema económico que fetichiza el crecimiento del PIB sobre todo lo demás, sin importar las consecuencias humanas o ecológicas, y en el que la clase política neoliberal hace tiempo que ha rechazado su responsabilidad de gestionar nada (ya que el mercado es el genio invisible a lo que todo debe ser confiado).
Así que lo que Anderson y Bows están realmente diciendo es que todavía queda tiempo para evitar un calentamiento catastrófico, pero no según las reglas del capitalismo tal y como hoy se plantean. Algo que tal vez sea el mejor argumento que jamás hayamos tenido para cambiar esas reglas.
En un ensayo de 2012 aparecido en la influyente revista científica Nature Climate Change, Anderson y Bows lanzaron un guante, acusando a muchos de sus colegas científicos de no ser transparentes a la hora de exponer los cambios que el cambio climático precisa de la humanidad. Vale la pena citarles por extenso: “…a la hora de desarrollar los marcos de emisión de gases, los científicos constantemente subestiman las implicaciones de sus análisis. Cuando se trata de la cuestión de evitar el aumento de los 2 grados centígrados, se traduce “imposible” por “difícil, pero se puede hacer”; “urgente y radical”, por “desafío”: todo para apaciguar al dios de la economía –o, más concretamente, al de las finanzas-. Por ejemplo, para evitar salirse del porcentaje máximo de reducción de emisiones dictado por los economistas, se asumen los anteriores niveles máximos “de forma imposible”, junto con ingenuas nociones de “alta” ingeniería y con las tasas de utilización de infraestructuras bajas en carbón. Y lo más inquietante es que cuanto más menguan los presupuestos sobre emisiones, más se propone la geoingeniería para asegurar que el dictado de los economistas permanezca incuestionable”.
En otras palabras, para aparecer razonable en los círculos económicos neoliberales, los científicos han estado haciendo la vista gorda de manera escandalosa con las consecuencias derivadas de sus investigaciones. Hacia agosto de 2013, Anderson estaba dispuesto a ser incluso más tajante, al escribir que habíamos perdido la oportunidad de cambios graduales. “Tal vez, durante la Cumbre sobre la Tierra de 1992, o incluso en el cambio de milenio, el nivel de los 2 grados centígrados podrían haberse logrado a través de significativos cambios evolutivos en el marco de la hegemonía política y económica existentes. Pero el cambio climático es un asunto acumulativo. Ahora, en 2013, desde nuestras naciones altamente emisoras (post-) industriales nos enfrentamos a un panorama muy diferente. Nuestro constante y colectivo despilfarro de carbono ha desperdiciado toda oportunidad de un “cambio evolutivo” realista para alcanzar nuestro anterior (y más amplio) objetivo los  2 grados. Hoy, después de dos décadas de promesas y mentiras, lo que queda del objetivo de los 2 grados exige un cambio revolucionario de la hegemonía política y económica” (la negrita es suya).
Probablemente no debería sorprendernos que algunos climatólogos estén un poco asustados por las consecuencias radicales de sus propias investigaciones. La mayoría de ellos solo estaban haciendo tranquilamente su trabajo, midiendo núcleos de hielo, elaborando sus modelos de climatología global y estudiando la acidificación de los océanos, hasta llegar a descubrir, tal y como dijo el experto climatólogo australiano Clive Hamilton, que “estaban, sin quererlo, desestabilizando el orden social y político”.
Sin embargo hay mucha gente bien informada de la naturaleza revolucionaria de la climatología. Es la razón por la que algunos gobiernos que han decidido tirar a la basura sus compromisos con el clima para seguir produciendo más carbón han tenido que encontrar maneras todavía más bestias para acallar e intimidar a sus propios científicos. En Gran Bretaña, esta estrategia se está haciendo más patente en el caso de Ian Boyd, el principal consejero científico del Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales, al escribir hace poco que los científicos deberían evitar “sugerir que políticas son buenas o malas” y que deberían expresar sus puntos de vista “colaborando con asesores oficiales (como yo mismo), y siendo la voz de la razón, más que de la disidente, en el ámbito público”.
Para saber a dónde conduce esto, solo hace falta mirar lo que ocurre en Canadá, donde vivo. El gobierno conservador de Stephen Harper ha hecho un trabajo tan eficaz a la hora de amordazar científicos y cerrar proyectos de investigación críticos que, en julio de 2012, un par de miles de científicos y simpatizantes celebraron un funeral bufo ante el Parlamento en Ottawa, quejándose de “la muerte de la evidencia”. Sus carteles decían: “no hay ciencia, no hay evidencia, no hay verdad.”.
Pero la verdad siempre reluce. El hecho de que el negocio-habitual-de-búsqueda-de beneficios y crecimiento este desestabilizando la vida en la tierra ya no es algo que tengamos que leer en las revistas científicas. Los primeros síntomas se están desplegando ante nuestros ojos. Y el número de personas que están reaccionando también crece a medida que sucede: bloqueando las explotaciones de gas de esquisto en Balcombe, interfiriendo en las perforaciones en el Ártico en aguas rusas (a un tremendo coste personal); llevando a juicio a las compañias de energías bituminosas por violar la soberanía indígena, entre otros muchos incontables actos de resistencia, grandes y pequeños. En el modelo informático de Brad Werner, esta es la “fricción” que se necesita para frenar las fuerzas de desestabilización. El gran activista del clima Bill McKibben lo llama los “anticuerpos” que se producen para luchar contra la “fiebre alta” del planeta.
No es una revolución, pero es un comienzo. Y puede que nos consiga el tiempo suficiente para imaginar una manera de vivir en este planeta que sea claramente menos jodida.

Naomi Klein es autora de La doctrina del shock y No Logo, está trabajando en un libro y una película sobre el poder revolucionario del cambio climático.

Traducción para www.sinpermiso.info: Betsabé García Álvarez

martes, 24 de diciembre de 2013

LA MINERÍA EN MÉXICO

MAPA DE LAS CONCESIONES MINERAS EN MÉXICO


En las últimas dos décadas los gobiernos de MÉXICO concesionaron más de 50 millones de hectáreas del territorio del país, a compañías mineras de CANADÁ, INGLATERRA, ESTADOS UNIDOS, CHINA, MÉXICO y otras naciones. El mapa muestra la localización actualizada de las concesiones con una alta precisión. La minería a cielo abierto utiliza enormes cantidades de agua, contamina con venenos suelos, mantos freáticos y aire, pasa por encima de las decisisones comunitarias, y corrompe autoridades de todos los niveles, para extraer sin pago de impuestos (a partir del 2014 solo 7%), oro, plata, cobre, y otros minerales.

 

 

 

lunes, 23 de diciembre de 2013

2014: ¿SE LOGRARAN AVANCES PARA DETENER EL CAMBIO CLIMÁTICO?

En un escenario marcado por la crisis múltiples, y por los conflitos inducidos por las políticas neo-liberales, es poco probable que se avance en las negociaciones internacionales para detener el CAMBIO CLIMATICO. Mientras tanto, seguirá aumentando la probablidfad de que las afectaciones al ecosistema global alcancen un punto de no-regreso, de irrreversibilidad.



domingo, 22 de diciembre de 2013

EXCELENTE VIDEO SOBRE LA JUSTICIA AMBIENTAL EN EL MUNDO

MUY RECOMENDABLE ESTE VIDEO SOBRE LAS LUCHAS POR LA JUSTICIA AMBIENTAL EN EL MUNDO. CON EJEMPLOS EN AFRICA, COLOMBIA, ARGEN TINA, MEXICO, INDIA Y TIBET. : VER: http://t.co/UUXLusIuaG




CAMBIO CLIMÁTICO Y CONSUMO DE CARNE: LA CONTAMINACION POR METANO

EL ERUCTO DE  3.6 MIL MILLONES DE RESES, CABRAS, OVEJAS Y BÚFALOS QUE HOY EXISTEN EN EL PLANETA, CONTRIBUYEN AL CALENTAMIENTO GLOBAL POR CONTAMINACION DE METANO EN LA ATMOSFERA!!!
 
Want To Stop Global Warming? Stop Eating Meat: Reducing Methane-Producing 'Ruminant' Population Will Abate Climate Change

By Ajit Jha on December 20, 2013 10:05 AM EST
Cow Farm
Ruminant animals, like cows, are a more pressing cause of climate change than CO2 emissions, a new study claims. (Photo: Shutterstock)
The focus of climate change target — carbon dioxide emissions — could be lopsided, according to an opinion commentary published in Nature Climate Change. While CO2 emissions are damaging to climate, they are also just a part of the problem; in reality, a more serious cause of climate change are the methane-emitting animals we raise for food. Pound for pound, the two greatest greenhouse culprits are methane and nitrous oxide - both of which trap more heat than CO2 does.
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The research team, led by William Ripple from the College of Forestry at Oregon State University, concluded that unless methane and nitrous oxide emissions are curbed along with CO2, we are unlikely to make a real impact on the climate change.
Ripple and his team don't recommend that CO2 should be ignored or that methane and nitrous oxides alone be targeted, but rather that we need multiple approaches to address the threat of climate change. "We clearly need to reduce the burning of fossil fuels to cut CO2 emissions. But that addresses only part of the problem. We also need to reduce non CO2 greenhouse gases to lessen the likelihood of us crossing this climatic threshold," Ripple said in a press statement.
Ruminant animals, including cattle, goats, sheep, and buffalo, according to the researchers are primarily responsible for methane emissions. They produce a copious amount of methane in comparison to non-ruminants like pigs and poultry. Ruminants are mammals that have a special, extra stomach that enables them to get more nutrients out of plant-based foods through a process of fermentation prior to digestion.
The ruminant livestock population has grown by 50 percent over the last 50 years. The current current population is estimated at about 3.6 billion, and a full quarter of the planet's land area goes into their grazing, according to the researchers. We need to reduce the global ruminant livestock populations if we want to curb climate change, the researchers say. Cattle are probably the main targets, since they make up the single largest human related source of protein. The researchers, based on a "farm to fork" analysis, estimated that the cattle produce nearly 19 to 48 times more methane in comparison to protein rich plants such as soy products, beans and grains, on the basis of per pound food produced. 
If we can bring down the numbers of cattle, goats, and sheep that we raise — in addition to implementing strategies to reduce direct methane emissions from ruminants - we could make a real dent in climate change, the researchers say. However the implementation of this strategy will likely encounter considerable political resistance, said study coauthor Helmut Haberl of the Institute of Social Ecology in Austria, also in a press release. That's because people worldwide — especially in the U.S. — are pretty addicted to their red meat, and aren't likely to comply with any government plans to limit access. And there doesn't seem to be much international awareness on the issue; it is unfortunate, according to the researchers, that the Kyoto Protocol did not target ruminant emissions. 
Other agricultural methods like improved animal genetics to inhibit methane production are still under active research. Simpler "solutions" that could be implemented today, like increasing livestock feeding efficiency or crop yields per acre will not be especially effective, the researchers say. Ultimately, reducing the demand for meat from ruminants does offer the best solution for impactful greenhouse reduction potential. In addition, there are several other benefits of bringing down the number of ruminant livestock as well, such as improved human health, environmental conservation, and food security, according to coauthor Pete Smith of the University of Aberdeen in Scotland. 
Photo above courtesy of Shutterstock.

lunes, 21 de octubre de 2013

LA CIENCIA TRAICIONADA, ver: La Jornada, octubre 21, 2013






REFERENCIAS CIENTIFICAS SOBRE IMPACTOS NEGATIVOS DE LOS CULTIVOS DE ORGANISMOS GENETICAMENTE MODIFICADOS (OGMs)


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(1)   Los OGMs utilizan cada vez más pesticidas
(2)   Los OGMs están acabando con la biodiversidad silvestre y cultivada
(3)   La expansión de los OGMs genera deforestación especialmente en los países tropicales, y sustituye superficies dedicadas a producir alimentos para los seres humanos (cereales, carne y leche).
(4)   Los OGMs son alimentos potencialmente peligrosos para el ser humano
(5)   Los ciudadanos del mundo han salido a las calles a protestar contra los OGMs
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Barona, E., et al 2010. The role of pasture and soybean in deforestation of the Brazilian Amazon. Environment  Research Letters 5: 1-9. (3).

 Barri, F. & J. Wahren. 2010. El modelo sojero de desarrollo en la Argentina: tensiones y conflictos en la era del neocolonialismo de los agronegocios. Revista Desarrollo Económico 255:76-88 (2).

Catacora-Vargas, G. et al. 2012. Producción de Soya en las Américas. Redes AT/ Amigos de la Tierra. Uruguay. (1,2,3).

Pengue, W. 2005. Transgenic crops in Argentina: the ecological and social debt. Bulletin of Science, Technology and Society 25: 314-322 (1, 2, 3).


Séralini, Gilles-Eric, et al. 2012. Long term toxicity of a Roundup herbicide and a Roundup-tolerant genetically modified maize". Food and Chemical Toxicology 50 (11): 4221–31. (4).

Seralini and Science: an open letter. Independent Science News. October 2, 2012. Ver:   

Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS). 2013. El Maíz Transgénico en México. Solicitar a: http://www.uccs.mx/agricultura_alimentacion
(1,2,3,4).

Vila-Aiub, M., et al. 2008. 2008. Glyphosate: resistant weeds of South American cropping systems: an overview. Pest Management Science 64:366-371. (1).

domingo, 6 de octubre de 2013

CONFLICTOS SOCIO AMBIENTALES EN MEXICO, 2013



Conflictos socio ambientales en México: tipología y numerología

En México existen una docena de grandes problemas ecológicos, y la mayor parte de estos suponen generación de conflictos de tipo socio-ambiental. Las causas de estos conflictos son, por lo regular, las actividades llevadas a cabo por empresas o corporaciones (nacionales y extranjeras), o políticas públicas diseñadas para favorecer al sector privado, frente a las cuales la ciudadanía organizada o las comunidades rurales y urbanas se oponen y resisten. Ante ello, los organismos estatales normalmente o se ponen del lado de las corporaciones o se mantienen neutrales. El registro y análisis de los conflictos hacen posible ubicar tanto a las empresas y corporativos que depredan recursos y procesos naturales como a las organizaciones que los protegen y defienden.

El panorama que sigue, se ha realizado con base a una revisión hemerográfica de noticias realizada entre septiembre de 2009 y marzo de 2013 del diario mexicano La Jornada, a la que sumaron noticias provenientes de otros medios. La revisión es por lo tanto limitada a algo más de tres años y no es exhaustiva. Lo anterior permitió reconocer 10 TIPOS  principales de conflictos socio-ambientales: agrícolas, biotecnológicos, energéticos, forestales, hidráulicos, mineros, por residuos peligrosos y rellenos sanitarios, turísticos y urbanos. Cada tipo de conflicto tiene repercusiones a diferentes escalas e involucra diferentes clases de actores sociales. El recuento una vez geo-referenciado arroja conflictos en casi 180 municipios (ver Figura).
 

martes, 27 de agosto de 2013

JOSÉ EMILIO PACHECO: FRAGMENTO DE POEMA


                         "Los Vigesímicos"
... Red de agujeros nuestra herencia a ustedes/los pasajeros del (siglo) veintiuno./El barco se hunde en la asfixia,/ya no hay bosques, brilla/el desierto en el mar de la codicia./Llenamos de basura el mundo entero/envenenamos todo el aire,/hicimos triunfar en el planeta la miseria.


José Emilio Pacheco del compendio "Ciudad de la memoria"


!QUÉ VIVA LA PERMACULTURA¡




Permacultura México cumple 5 años


INTRODUCCIÓN
¿Qué cambios ha sufrido Permacultura México en los últimos 5 años? En el plano de las prácticas/técnicas ha habido grande adquisición de conocimiento para una mejora constante, lo cual permite alta confianza en diagnósticos, tratamientos y rendimientos de sistemas naturales para la creación de grupos de consumo autogestionados. El nacimiento de Permacultura México es durante la aparición de un movimiento por la agricultura ecológica mundializada, con sustituir paulatinamente la agricultura industrial. El diseño holístico de la permacultura es más que una agricultura moderna o una alternativa. Permacultura agrupa la universalidad de los estudios para ejercer la supervivencia del conglomerado medioambiental y social bajo las capacidades regenerativas de la Madre Tierra.
En México para contrarrestar la desigualdad social y la catástrofe ambiental es necesario pensar transdiciplinariamente, reconociendo y asumiendo la complejidad política y estratégica de las condiciones naturales globales. Permacultura México es singular y puede tomar formas muy diferentes de un año al otro. No hay recetas ni fórmulas, pero sí es necesaria una estrategia que corresponda a la realidad que se vive, que no se base en versiones idealizadas de pasadas revoluciones verdes o de algunas utopías futuras.

jueves, 15 de agosto de 2013

REFORMA ENERGETICA Y Shale GAS: ¿El nuevo tesoro?








LA próxima destrucción ecológica de la REFORMA ENERGÉTICA!
La cúpula de Pemex lo tiene claro: shale gas será el gran tema de la reforma que presentará el presidente Enrique Peña Nieto. México tiene la 3ra reserva de gas shale del mundo. El shale gas es un tipo de gas natural que se encuentra en yacimientos de rocas denominadas shale, lutitas o arcilla. Con la reforma que viene pisando los talones de la soberanía energética creemos que es importante compartir este documental "Gasland" que hace el recuento sobre algunos de los problemas que ha tenido para EUA extraer el shale. Sí les ha valido contaminar los acuíferos que proveen de agua a las ciudades más importantes de su país y envenenar a cientos de familias en los estados de Pensilvania y NY ¿Le pensaran dos veces para destruir el norte de Veracruz, Tamaulipas y Nuevo León? Ver el documental:
 GasLand (subtitulado, 99 min.). 


sábado, 27 de julio de 2013

¿QUÉ ES EL ANTROPOCENO?

Con la civilización moderna o industrial, el ser humano se ha vuelto una nueva fuerza geológica capaz de modificar, afectar y desequilibrar los procesos globales. por ello la comunidad científica propone llamar a esta època el ANTROPOCENO. Esta situación ha sido caracterizada por la GRAN ACELERACIÓN  (The Great Acceleration) que comenzó circa de 1950, y que de no detenerse provocará un colpaso global en una décadas. La ecología política sostiene que la causa de esta situación de emergencia es la civilización industrial y su motor profundo, el capitalismo en su fase corporativa.



viernes, 12 de julio de 2013

NUEVO ENSAYO SOBRE ECOLOGÍA POLÍTICA EN AMÉRICA LATINA

Acaba de aparecer el ensayo de GIANCARLO DELGADO bajo el título ¿PORQUÉ ES IMPORTANTE LA ECOLOGÍA POLÍTICA? en la revista NUEVA SOCIEDAD, marzo-abril, 2013. El autor hace una
revisión del campo, incluyendo autores y corrientes. Recomendable.


martes, 25 de junio de 2013

EXCELENTE SITIO SOBRE PERMACULTURA EN MÉXICO

Para construir el poder social o ciudadano se requiere organización, conciencia de los participantes, pero también conocimiento alternativo (científico y tecnológico). La creación de territorios (rurales o urbanos) autònomos, autosuficientes y autogestionados necesita de la producción ecológicamente adecuada de alimentos, y esto lo da la PERMACULTURA. El sitio  www.permacultura.org.mx contiene textos, videos, relatos de proyectos, noticias, directorio de eco-aldeas, y más en México. Muy recomendable.


lunes, 10 de junio de 2013

ECOLOGIA Y POLÍTICA: CÓMO SALIR DE LA CRISIS

Publicado en LA JORNADA, mayo 28, 2013:  http://www.jornada.unam.mx/2013/05/28/opinion/015a2pol


Ecología y Política: cómo salir de la crisis

Víctor M. Toledo

Si estamos inmersos en una crisis de civilización, tesis formulada hace dos décadas hoy casi unánimemente aceptada, las vías para superarla no pueden venir sino de posiciones críticas inéditas, construidas desde nuevas epistemologías, y que conllevan una praxis política totalmente diferente a la asumida por los movimientos de vanguardia, incluyendo los más avanzados. Hasta donde alcanzo a mirar, la única corriente que logra realizar una crítica completa a la civilización moderna es aquella que, sin proponérselo, se finca en lo que podemos denominar una ecología política. Esta parte de un principio formulado en la década de los setentas por G. Skirbekk (Ecologie et marxisme, L’Espirit,1974): la transformaciones sociales ya no pueden explicarse a partir de la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, sino entre esas y las fuerzas de la naturaleza.
Cuarenta años después, la humanidad se enfrenta a una crisis multidimensional de entre las cuales la crisis ecológica, representada por el calentamiento global y su conjunto de secuelas climáticas, es sin duda la más amenazante y peligrosa y, por tanto, la que requeriría de la mayor atención. Esta amenaza, que pone en entredicho todo el andamiaje de la civilización industrial, requiere repensar los principales postulados y valores del mundo actual, pero centralmente cuatro, para:
1) saber coexistir con la naturaleza y sus procesos en todas las escalas;
2) vivir sin petróleo y los otros combustibles fósiles (que son la causa principal del desbalance climático);
3) construir el poder social como contrapeso al poder político y al poder económico (lo cual supone entre otras cosas decir adiós a los partidos políticos, a los bancos y a las gigantescas corporaciones) y, en íntima aleación con lo anterior,
4) salir del capitalismo. 
Estos cuatro objetivos se hallan ineludiblemente conectados y están recíprocamente condicionados.
La percepción inmediata, lo que la piel de un individuo registra cuando hablamos de capitalismo, es aquella representación de una maquinaria gigantesca, global, inconmensurable, imposible de detener y todopoderosa, que lo tritura y lo arrasa todo. Y sin embargo, su presencia en el mundo globalizado de hoy no es ni total ni absoluto. Por el contrario, existen fisuras, islas, burbujas, tendencias a contracorriente que no sólo existen, sino que crecen sigilosamente por todo el mundo al ritmo en que la crisis de civilización se hace más presente. Boaventura de Sousa Santos le ha llamado la globalización contrahegemónica. Esto tiende a ser ocultado por los medios de comunicación de masas (televisión, prensa, radio), porque conlleva un muy alto valor subversivo. Salir del capitalismo es un imperativo para la supervivencia de la humanidad, de la vida y del planeta.
Construir el poder social supone organizar en la vida cotidiana la emancipación civilizatoria. Casi cada institución procreada bajo la lógica del capital puede hoy ser confrontada por instituciones alternativas, las cuales requieren de una sencilla fórmula secreta: resistencia y organización social en plena solidaridad y alianza con la naturaleza. Frente a las empresas y corporaciones existen las cooperativas donde no hay patrones, sólo socios. Frente a los bancos (basados en la usura) aparecen las cajas de ahorro y los bancos ciudadanos. Frente a la producción agroindustrial de gran escala la pequeña producción familiar o comunitaria fincada en la agroecología. Frente a la circulación desbocada de las mercancías las redes de intercambio directo y en corto entre productores y consumidores, y la autosuficiencia local, municipal, regional. Frente a los megaproyectos los diseños de pequeña escala. Frente a la especulación financiera, la creación de monedas alternativas y el trueque. En fin, frente a una racionalidad basada en el individualismo, la competencia y la acumulación de riqueza material, una ética fundada en la solidaridad, la reciprocidad, el bien colectivo y la supervivencia de la especie.
Pero hay algo más. Debemos al pensador franco-austriaco André Gorz una reflexión iluminadora, que confirma que esos procesos emancipadores se ven facilitados por la propia crisis del capital. En su artículo, el último de su vida, La salida del capitalismo ya comenzó (Revue de Ecologie Politique, 28/10/08) establece que el asunto no es si estamos frente al fin del capitalismo, sino si su salida será por una vía bárbara o civilizada. Tres tesis fundamentan su idea. El capitalismo no sobrevive por la crisis ecológica y porque para su reproducción requiere ya de una economía ficticia, la especulación financiera, que es la mercantilización de lo que viene… pero que no existe. La tercera afirma que la innovación tecnológica (informática, telecomunicaciones, geomática, etcétera) abre las puertas a procesos de producción, circulación y consumo no controlables, que atentan contra el monopolio, la propiedad privada y las patentes. La autoproducción induce circuitos y canales ciudadanos o sociales, autonomía, autosuficiencia y autogestión.
Si usted puede producir en su casa o en su taller un disco, una película, un instrumento, un servicio o un producto e insertarlo en el mercado; generar sus propios alimentos, su agua y su energía, o bien organizar con otras familias o socios una red, una cooperativa o una pequeña empresa; si su familia puede sobrevivir sin dinero, sin usar los bancos, sin creer en los partidos políticos, y además tiene conciencia social y ambiental, ¡enhorabuena!, usted es un militante de lo contrahegemónico, llámese sustentabilidad, descrecimiento, buen vivir o eco-socialismo. Usted está contribuyendo a salir de la crisis. Y como usted hay millones haciendo lo mismo, y millones que buscan hacerlo. Eso lo veremos en una próxima entrega.







domingo, 26 de mayo de 2013

¡SALUD AMBIENTALISTAS DEL MUNDO: 25 DE MAYO FECHA EMBLEMÁTICA!


Este 25 de mayo del 2013 se ha convertido en un parteaguas de las luchas ambientalistas: más de 2 millones de ciudadanos en 436 ciudades de 52 países salieron a las calles para protestar contra los alimentos transgénicos y MONSANTO. Se trata de la mayor movilización por la vida no solo por la cantidad de participantes sino pòr el número de sitios involucrados. Este es el comienzo de una nueva era de protestas globales, que confirman la proliferación de una conciencia planetaria o de una conciencia de especie y de otros fenómenos ya visualizados desde la ecología política. Salud!

viernes, 24 de mayo de 2013

2050: UNA MIRADA DESDE LA ECOLOGÍA POLÍTICA

El año de 2050 se ha situado como una fecha emblemática. Al menos una docena de libros y reportes de organismos internacionales han aparecido haciendo proyecciones hacia esa fecha. Este autor prepara su propia prospección a través de una mirada ecológico política. Esa perspectiva indica que existen cuatro fenómenos claves o centrales para construir un posible escenario global: 1. La dinámica demográfica que dejará 9, mil millones de seres humanos para entonces; 2. El agotamiento del petróleo, gas y carbon mineral, lo cual colpasará a las sociedades basadas en combustibles fósiles (es decir todas); 3. Los impactos del cambio climático, como eventos extremos, sequías, inundaciones, falta de agua en los ríos por el derretimiento de los glaciares, aumento del nivel del mar, huracanes, invcendios forestales (todo acelerado por el crecimiento de los BRICS!); y 4. Falta de alimentos por lo anterior.
Este escenario es el probable, pero no es inexorable. El futuro puede y debe cambiar por la acción de los conglomerados humanos, por el esfuerzo de aquellos que adquieren conciencia social y ambiental. Esa es la diferencia con los otros abordajes.VER ARTICULO: http://www.jornada.unam.mx/2013/03/29/opinion/016a1pol
 



domingo, 21 de abril de 2013

LOS ESPECTACULOS DEL HAMBRE (La Jornada, abril 21, 2013)

El HAMBRE en el mundo no solamente subsiste sino que se incrementa. El HAMBRE es un genocidio silencioso provocado por las elites del mundo. El HAMBRE se elimina en el corto plazo modificando las causas estructurales no generando espectáculos, para ofrecer limosnas, limpiar las culpas y aumentar los
negocios y/o el número de votos.

VER ARTICULO: http://t.co/SSDskyFRAj

miércoles, 10 de abril de 2013

LA JORNADA, últimos artículos


2050. El año en que la humanidad volvió a nacer. (LJ, marzo, 29, 2013):

http://www.jornada.unam.mx/2013/03/29/opinion/016a1pol

Los pueblos del maíz sí incendian al país. (LJ, Marzo 15, 2013)

¿Y si nos auto-defendemos? (LJ, Marzo 1, 2013)

¡Todos somos ratas de laboratorio! (LJ, Enero 18, 2013)




LA MADRE PATRIA



     

jueves, 21 de marzo de 2013



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DIEZ TESIS SOBRE LA CRISIS DE LA MODERNIDAD
                                                  Víctor M. Toledo
                                                                              

RESUMEN

Se hace una apretada síntesis de lo que significa la crisis de la civilización industrial o moderna, a partir de una mirada histórica que contempla el paisaje completo del pasado humano y de la vida. Se plantea que el dilema central es entre tradición y modernidad, y que para remontar la crisis se requiere remontar el dominio del racionalismo, la dependencia de la energía fósil, el abandono al que se ha condenado al individuo, la fase corporativa del capitalismo. Se identifica la construcción del poder social como la piedra axial de una ecología política verdaderamente emancipadora. Se concluye que las próximas décadas serán cruciales pues se habrá de vivir el conflicto supremo entre el mono demente y el mono pensante, entre los intereses particulares y perversos y la conciencia cósmica. De ello dependerá la supervivencia de la especie humana o su desaparición.
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Crisis de civilización; poder social; conciencia de especie, conciencia cósmica.
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1.  La Mirada Histórica. Resulta imposible una visión acertada de la crisis actual, si se carece de una perspectiva histórica. Pero no solamente de la historia de los historiadores, sino la historia de los arqueólogos, de los paleontólogos, de los biólogos, de los geólogos y de los astrofísicos. El panorama revelado por la investigación científica, es decir por el pensamiento racional, ofrece datos concretos acerca del devenir humano y social, del mundo vivo, del planeta y del universo. Comprender la vida o el devenir del planeta o la evolución de los homínidos, resulta necesario para entender los procesos sociales. Buena parte de la tozudez humana proviene de la estrechísima mirada de los analistas y estudiosos, de su ausencia de memoria, de su visión casi instantánea, rasgo inequívoco de la propia crisis.  

2. Crisis de civilización. El mundo moderno es un invento social  de hace apenas unos trescientos años. Un origen difícil de precisar pero que se ubica en algún punto donde confluyen industrialismo, pensamiento científico, mercado dominado por el capital y uso predominante de petróleo. El inicio de la ciencia puede fecharse de manera “oficial”, en 1662 y 1666, años en que se fundaron las primeras sociedades científicas en Inglaterra y Francia. El estreno de un pozo petrolero regurgitando “oro negro” tuvo lugar el 17 de agosto de 1859 en el sureste norteamericano. La industrialización y el capitalismo son procesos difíciles de datar, pero ambos no van más allá de los tres siglos.

En la perspectiva de la historia de la especie, de unos 200,000 años, la aparición de la era moderna ocurrió en apenas «un abrir y cerrar de ojos». En unas cuantas décadas se pasó de un metabolismo orgánico a un metabolismo industrial. La crispación que hoy se vive se debe, fundamentalmente, a lo ocurrido en los últimos cien años, un lapso que equivale solamente al 0.05% de la historia de la especie humana. En el parpadeo del último siglo, todos los procesos ligados al fenómeno humano se aceleraron, incrementando sus ritmos a niveles nunca vistos y generando fenómenos de tal complejidad que la propia capacidad del conocimiento humano ha quedado desbordada. El siglo XX ha sido entonces la época de la consolidación del mundo moderno, industrial, capitalista, racional, tecnocrático, y de su expansión por todo el planeta.

Vivimos una crisis de la civilización industrial cuyo rasgo primordial es la de ser multidimensional, pues reúne en una sola trinidad a la crisis ecológica, a la crisis social y a la crisis individual, y dentro de cada una de estas a toda una gama de (sub) dimensiones. Esto obliga a orquestar diferentes conocimientos y criterios dentro de un solo análisis, y a considerar sus ámbitos visibles e invisibles. Se equivocan quienes piensan que la crisis es solamente económica o tecnológica o ecológica. La crisis de civilización requiere de nuevos paradigmas civilizatorios y no solamente de soluciones parciales o sectoriales. Buena parte de los marcos teóricos y de los modelos existentes en las ciencias sociales y políticas están hoy rebasados, incluidos los más críticos.

Estamos entonces en un fin de época, en la fase terminal de la civilización industrial, en la que las contradicciones individuales, sociales y ecológicas se agudizan y en el que la norma son cada vez más los escenarios sorpresivos y la ausencia de modelos alternativos. Vista así, la crisis requiere de un esfuerzo especial, pues se trata de remontar una época que ha afectado severamente un proceso histórico iniciado hace miles de años, de relaciones visibles e invisibles: el metabolismo entre la especie humana y el universo natural.

3. El papel crucial de la ciencia y la tecnología. Estos últimos tres siglos han sido una sucesión continua de transformaciones vertiginosas, inusitadas y hasta compulsivas. La ciencia apuntaló a través de la tecnología el desarrollo del capitalismo y éste impulsó a niveles inimaginables el desarrollo de la ciencia.  El conocimiento permitió la construcción de máquinas cada vez más sofisticadas, de edificios, puentes, aparatos, carreteras, substancias artificiales, fuentes de energía, materiales diversos, medicamentos, organismos manipulados, medios de comunicación y de transporte. El poder de la especie humana se multiplicó a niveles sin precedentes, tanto para construir como para destruir. El mundo moderno, profano y pragmático, que fue y sigue siendo un producto del conocimiento racional, modificó radicalmente visiones, instituciones, reglas, costumbres, comportamientos y relaciones sociales. El conocimiento, en íntima relación con la empresa,  triunfó sobre todas las cosas, y transformó como nunca antes.

La ciencia (y sus tecnologías) al servicio del capital, es por fortuna dominante pero no hegemónica. Contrariamente a lo que se  pregona y sostiene, no hay una sola ciencia (“La Ciencia”) sino muchas maneras de concebir y de hacer ciencia y de producir tecnologías. Al interior de la gigantesca comunidad científica existen minorías críticas de contracorriente que buscan un cambio radical del quehacer científico y la democratización del conocimiento.  Por ello, toda superación de la crisis actual supone un cambio radical en la manera de generar y aplicar ciencia y tecnología. Mientras no existan propuestas alternativas de conocimiento científico no podrá remontarse la crisis; el conocimiento seguirá encadenado al capital.

4. Tradición y Modernidad. Una de las claves para la correcta comprensión de la crisis de la modernidad, y su posible superación, atañe a la significación cultural de los mundos que se ubican antes o por fuera de ese mundo moderno. Las periferias espaciales y temporales que por fortuna aún existen como enclaves pre-modernos o pre-industriales, son estratégicas para la remodelación de la sociedad actual. Por lo común lo tradicional se opone (contrasta) a  (con) lo moderno.

Durante más del 99% de su historia, el ser humano aprendió a convivir y a dialogar con la naturaleza, al considerarla una entidad sagrada y al concebir a sus principales elementos como deidades y dioses. También aprendió a formar colectivos basados en la cooperación y la solidaridad, la sabiduría de los más viejos y el uso de una memoria comunitaria y tribal. La época de oro de la especie humana tuvo lugar hace unos 5,000 años cuando cerca de 12,000 culturas, distinguidas por la lengua y distribuidas por todos los hábitats del planeta, aprendieron a vivir en comunidades o aldeas soportadas por relaciones armónicas con sus recursos locales. La aparición de sociedades no-igualitarias cada vez más complejas, permitió el incremento de la población, del comercio y del conocimiento, pero también desencadenó usos imprudentes de los recursos naturales.

La historia que siguió a esa época de equilibrio,  no ha sido más que la historia de una doble explotación, social y ecológica, un largo proceso de degradación y decadencia que alcanza su cenit con el advenimiento de la  modernidad. Hoy como nunca antes, a pesar de los avances tecnológicos, informáticos  y sociales (como la democracia), la especie humana y su entorno planetario sufren los peores procesos de explotación y destrucción.

En lo que queda de tradicional en el planeta, 7,000 pueblos indígenas con una población estimada en 400 a 500 millones, se encuentran las claves para la remodelación de las relaciones sociales y de las relaciones ecológicas, hoy convertidas en meras formas de explotación del trabajo humano y de la naturaleza. Por ello resultan de enorme interés los experimentos políticos que viven países como Bolivia y Ecuador donde los gobiernos se nutren de elementos de la cosmovisión indígena. Ello no significa una vuelta romántica al pasado (tentadora opción), sino la síntesis entre tradición y modernidad, que es la disolución de su conflicto. Pues así como no se pueden eliminar los preceptos rescatables de lo tradicional, tampoco se pueden desdeñar los de los tiempos modernos.

5. La crisis del racionalismo y el re-encantamiento del mundo. La ciencia dio lugar al nuevo «cosmos oficial» del mundo moderno. El conocimiento científico ha revelado el macrocosmos y el microcosmos, desconocidos ambos por los seres pre-modernos. Sobre este cosmos profano que reconoce todo ciudadano moderno, se montan, a manera de componentes no deseados, toda una serie de otros cosmos, secundarios, marginales o alternativos, que se empeñan por mantener vigente, de mil maneras, un cosmos sagrado.      
Pero el imperio de la razón, generó a su vez una nueva contradicción. El racionalismo, que ineludiblemente separa al sujeto del objeto de su observación y análisis, profanó una visión del mundo que había prevalecido y operado exitosamente durante el largo pasado, y quebró la unidad que existía entre individuo, sociedad y naturaleza. Esta vez  la visión secularizada, objetiva y científica de la realidad, prometió mitigar la angustia mediante una oferta tentadora: la construcción de un mundo pleno de satisfactores, cómodo y seguro, donde quedarían satisfechas la mayor parte de las necesidades. Este «mundo feliz» tendría como sus fundamentos el uso creciente y perfeccionado de los conocimientos científicos y tecnológicos, puntualmente orientados por un ente económico superior: el mercado. La fe en el progreso, el desarrollo y un futuro cada vez mejor, compensó la ausencia de creencias divinas en la que devino la nueva concepción moderna y racional de la realidad. Pero esta sustitución que dejó atrás el encantamiento del mundo, condenó al mono racional a vivir frente a una realidad que se analiza y se fracciona por medio de instrumentos, fórmulas, teoremas, ecuaciones, experimentos, pero que de nuevo carece de un significado como totalidad. El ser moderno, ha quedado a la deriva desprovisto de brújula; por ello se hace necesario un re-encantamiento del mundo, una reconexión del individuo consigo mismo, con los otros y con la naturaleza, que no es más que el concepto del “buen vivir” de las cosmovisiones indígenas.

6. El individuo olvidado. En un mundo orientado por una racionalidad instrumental, materialista y tecnocrática, las soluciones a la crisis se buscan por lo común en los procesos de innovación tecnológica, los ajustes al mercado, los productos que se consumen, los sistemas de producción, los instrumentos financieros o políticos, los medios masivos de comunicación; y muy rara vez en el individuo, en el ser y sus expresiones más cercanas, sutiles y profundas: su cultura, su comunicación, sus problemáticas, sus relaciones con él mismo y con los demás, incluidas sus maneras de organizarse y de resistir. No se puede buscar la transformación de las «estructuras externas» y visibles de los procesos vastos y gigantescos de la sociedad y de la naturaleza, sin explorar el mundo (interno, doméstico y organizacional) del individuo. El ser humano, es un ente complejo que busca el equilibrio entre razón y pasión, pensamiento  y sentimiento, cuerpo y espíritu. Es un ser cuyas conductas y decisiones se rigen no solamente por el mundo conciente del día sino por el universo inconciente de la noche y de los sueños.  El ser humano, la cultura a la que pertenece y que recrea, sus vidas cotidianas, y las instituciones y organizaciones que inventa para enfrentar, resistir y remontar la crisis, son las claves ocultas, las dimensiones intangibles que la reflexión crítica debe integrar. Es Occidente por fin mirando a Oriente.

7. La conciencia de especie. Hoy, el conocimiento coherente y completo de los procesos históricos y actuales, naturales y sociales, permite al ser humano adquirir una conciencia sin concesiones. Una mirada limpia sobre lo que acontece. La conciencia de especie permite recobrar una percepción original del ser humano, hoy casi olvidada o suprimida en la realidad industrial: la de su pertenencia al mundo de la naturaleza. También lo conduce a restablecer un comportamiento solidario con sus semejantes vivientes (humanos y no humanos) y no vivos y a edificar una ética de la supervivencia basada en la cooperación, la comunicación y la comprensión de una realidad compleja.

Bajo la conciencia de especie ya no sólo se pertenece a una familia, a un linaje, a una comunidad, a una cultura, a una nación, o a una cofradía religiosa o política. Antes que todo se es parte de una especie biológica, dotada de una historia y necesitada de un futuro, y con una existencia ligada al resto de los seres vivos que integran el hábitat planetario
y, por supuesto, en íntima conexión con el planeta mismo. La conciencia de especie otorga a los seres humanos una nueva percepción del espacio (topoconciencia) y del tiempo (cronoconciencia), que trasciende la estrechísima visión a la que le condena el individualismo, racionalismo y pragmatismo del homo economicus.

8. La era del poder social
Hoy vivimos el pináculo del capital y, más específicamente, del capitalismo corporativo. Como nunca antes las grandes compañías han tenido ganancias record, y si no, si han entrado en bancarrota, se han dado el lujo de ser rescatadas por los impuestos ciudadanos. Esto ha sido así porque el poder económico ha sojuzgado al poder político, hasta tal punto que en muchos casos es imposible distinguir si se trata de un político que se dedica a los negocios o un empresario que se dedica a la política (ahí están los casos emblemáticos de G. Bush, V. Fox,  S. Berlusconi y S. Piñera). Frente a esta amalgama de intereses, la gran derrotada ha sido la sociedad civil, los ciudadanos que han visto menguado su poder de decisión.  Hoy, la devastación del mundo de la naturaleza corre en paralelo a la explotación del esfuerzo de los trabajadores. Solo, el capital liberado de candados y restricciones, destruiría al planeta entero si ello fuera rentable, de la misma manera que exprimiría hasta la última gota de sudor de los empleados y trabajadores, y abusaría impíamente de los consumidores.

El gran desafío es entonces la re-constitución del poder social y el control ciudadano sobre los procesos económicos y políticos. Ello supone construir o re-construir el poder social en territorios concretos. En esta perspectiva, la superación de la crisis será la sustitución paulatina y gradual de las actuales instituciones por aquellas creadas por el poder ciudadano. A las gigantescas compañías monopólicas seguirán las cooperativas, microempresas y empresas de escala familiar; a los grandes bancos, cajas de ahorro, bancos populares y cooperativas de crédito; a  las cadenas comerciales el comercio justo, orgánico y directo entre productores y consumidores.  A la producción estatal o privada de energías fósiles y del agua, seguirá la producción doméstica o comunitaria de energías solares y renovables y de agua; a los grandes latifundios, base de los agro-negocios, las reformas agrarias de inspiración agro-ecológica; a los espacios naturales, escénicos y de esparcimiento hoy privatizados, su reconversión en espacios públicos y gratuitos administrados por los ciudadanos locales. Y, naturalmente, los presupuestos participativos.

9. ¿Revolución o metamorfosis? Aunque muchas cosas han cambiado, un precepto que sigue vivo no obstante su obsolescencia es la idea de revolución, de cambio súbito y violento. Imbuido de una fuerza épica descomunal, la idea de revolución encierra dones sagrados como el sacrificio, la entrega, la gloria, el heroísmo, todo lo cual da un sentido a la existencia de quienes se involucran. Hoy, en la era de la comunicación, la información, el conocimiento y la democracia, el cambio social requiere de nuevas fórmulas. La sociedad civil organizada, liberada ya del control de los poderes económico y político, debe conformar núcleos, redes, organizaciones basadas en la cooperación, el conocimiento, la comunicación y la toma democrática de decisiones. La construcción del poder social en territorios concretos, debe ser un proceso expansivo, combinado cuando sea posible con la toma del poder político, en este caso con el único fin de consolidar, multiplicar y expandir… el poder social. Ello da lugar a una nueva idea de cambio, como proceso gradual y acumulativo, y por ello recuerda al fenómeno de la metamorfosis. Dejar atrás la idea de revolución para sustituirla por la de metamorfosis, otorga una visión anclada en la vida cotidiana, que se expresa en acciones concretas, y que permite proyectar el cambio en el corto, mediano y largo plazo.

10. ¿Homo sapiens u Homo demens? Quienes hoy alcanzan a vislumbrar limpiamente la situación que se vive, que lo mismo produce angustia que temor, parálisis o desilusión, logran rescatar la dimensión más acabada del pensamiento crítico. Que no es de izquierda ni de derecha, ni conservador ni progresista, pues hoy las geometrías ideológicas han quedado rebasadas. Ellos han adquirido una “conciencia de especie”, una “ética planetaria”, una “inteligencia global”. Esta conciencia es fundamentalmente el reconocimiento de que la nuestra es también una especie mortal, una especie que dependiendo de las acciones actuales presentes y futuras puede llegar a desaparecer, y que por lo mismo se ha vuelto una especie amenazada de extinción. Lo anterior obliga a plantear las siguientes preguntas: ¿No hay en realidad una brecha tajante y profunda entre el ser humano dotado de esa conciencia de especie y el que carece de ella? ¿No parece que se procrean en realidad dos especies (sociales, culturales, ontológicas) dentro de un mismo gremio biológico? ¿No estamos por lo tanto frente a dos miembros radicalmente distintos de una misma especie biológica? En suma, ¿no estamos reconociendo a dos especies diferentes, el “mono demente” (Homo demens) y el “mono pensante” (Homo sapiens), de cuya conflictividad y su resolución dependerá el futuro de la humanidad, el resto de los seres vivos y el planeta entero?
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*Las 10  tesis aquí enunciadas, se encuentran más desarrolladas en mis ensayos: ¿Contra Nosotros? La conciencia de especie y el surgimiento de una nueva filosofía política. 2009. Polis   (Revista de la Universidad Bolivariana) 8 (22): 219-228 (www.scielo.cl/pdf/polis/v8n22/art13.pdf.).Y: Las claves ocultas de la sostenibilidad: transformación cultural, conciencia de especie y poder social. En: La Situación del Mundo 2010. Icaria Editorial y World Watch Institute.       


REFERENCIAS

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